Texto: Yvonne Solé
Partiendo de Atenas a bordo de un pequeño y exclusivo crucero en un yate de tan solo 30 pasajeros las maravillas de este país se descubren mejor.
Las hay para todos los gustos, desde solitarias y rocosas en las que practicar el nudismo, hasta largos arenales de ensueño. Es Truncadors es una larga lengua de arena que se estrecha de sur a norte y en la que, en su cara este se encuentra la playa de Levante.
Es, sin duda, la más visitada por los turistas, por su blanca y fina arena, así como sus tranquilas aguas de color turquesa. Resulta más relajado visitarla por la tarde, mucho menos concurrida.


Hydra, la (mini) isla sin coches
El minúsculo puerto de Hydra en forma de media luna solo es apto para pequeñas embarcaciones, una característica que juega a su favor, porque esta pequeña islas de apenas 50 km2 no soportaría una avalancha de cruceristas.
Su cercana ubicación a la capital griega –a tan solo tres horas de Atenas– y su belleza atemporal la convirtieron en el escondite perfecto de los famosos y la jet-set en los años sesenta. Afortunadamente su orografía montañosa ha impedido la construcción desmedida, protegiendo así su condición de isla tranquila.


“Hydra es totalmente blanca, con entrañables casas bajas y callejuelas estrechas empedradas por las que está prohibida la circulación de cualquier vehículo a motor”
También se ha logrado mantener a salvo las casas antiguas y señoriales que fueron diseñadas y construidas por arquitectos genoveses y venecianos en su parte menos turística. Aquí la oferta gastronómica es limitada -por el tamaño de la isla- pero eso no es ningún problema.
Cualquiera de las tavernas (restaurantes en griego) sirven pescado fresco del día y refrescantes ensaladas. Si el tiempo lo permite, es recomendable subir hasta el monasterio ortodoxo de Profitis Ilias, habitado todavía por monjes y situado en lo alto de la isla. A pesar de que el interior no está abierto al público, merece la pena la caminata por las vistas.


Nauplia, iglesias, bunganvillas y buenas vistas
La siguiente parada es Nauplia, la que fue la primera capital de Grecia (un privilegio que duró pocos años). La mayor parte del casco antiguo se asienta sobre una península que se adentra en el golfo y crea una bahía protegida de forma natural. Es por eso que a simple vista puede parecer que estamos en una isla, pero Nauplia forma parte del Peloponeso. Su clima benigno y su fácil accesibilidad por carretera la han convertido en el destino de fin de semana preferido por los atenienses en invierno.
Su arquitectura recuerda al barrio de Plaka, en Atenas, con la plaza Syntagma (de la Constitución) como centro neurálgico. A su alrededor se concentran varios edificios históricos: el Primer Parlamento, el Trianon –antigua mezquita turca reconvertida en teatro y cine– y el museo arqueológico. Muy cerca se encuentran las iglesias de Agios Spyridonas y de Agios Georgios.
“Para callejear por Nauplia hace falta estar en buena forma, ya que la ciudad remonta la ladera de la montaña sobre la que se asienta”
La calle Mayor es la más transitada puesto que aquí se suceden las tiendas y las tavernas. Sin embargo, es preferible -como siempre- perderse por las sugerentes y más auténticas callejuelas perpendiculares que surgen de esta larga vía. En ellas las exuberantes buganvillas ponen la nota de color y a la vez sirven de toldos. Por suerte, eso quiere decir que cualquier lugar es un buen mirador. Los lugareños aseguran que las mejores panorámicas se obtienen desde el castillo de Palamidi, el punto más alto de la ciudad, a tan solo 216 metros sobre el nivel del mar. La subida puede resultar agotadora en las horas de más calor, pero el esfuerzo vale la pena.

Monemvasía, la fortaleza con más encanto
Monemvasía es una localidad fortificada situada en un enorme promontorio- una pequeña península- que fue utilizada como refugio por los griegos del imperio bizantino que huían de las invasiones de los pueblos eslavos.
Un puente es el único punto de unión con la costa laconiana, de ahí su nombre móni- (‘sola, única’) y émvasís (‘entrada’). Su estructura original se ha conservado en perfecto estado, con sus casitas de piedra, las encantadoras callejuelas empedradas con arcos, hasta 40 iglesias bizantinas y las murallas venecianas de la ciudadela.


Santorini, la postal más buscada
No es fácil hacerse una idea de la magnitud de la explosión del volcán que destruyó los primeros pueblos en Santorini y que hizo desaparecer gran parte del territorio de la antigua isla, dividiéndola en seis y transformándola en un archipiélago circular cuyo centro es la enorme caldera.
Lo verás más claro cuando llegues a Fira, la capital, enclavada en el borde de un acantilado a 260 metros sobre el mar, y atisbes el cráter circular hoy inundado por el agua. Para subir hasta la ciudad existen dos opciones: tomar un cómodo teleférico que te llevará hasta Fira en apenas cinco minutos o bien poner a prueba tus dotes como jinete y subirte a lomos de un asno para que este te lleve por un zigzagueante y empinado camino de casi 600 escalones.
“Fira nos regala la imagen más pintoresca de Grecia, sin embargo, la postal que buscamos también incluye cúpulas azules y vistas sobre el mar”
Está muy cerca, concretamente a 12 kilómetros, la distancia que nos separa de Oia. Este pueblecito rezuma encanto por cada una de sus piedras -que no son pocas-. Allá donde dirijas la vista verás impolutas casitas encaladas con detalles en algún color: rojo sangre, azul añil, amarillo mostaza. Estas pintorescas casitas son las más caras de la isla, aunque cuando fueron construidas en su día pertenecían a los pescadores pobres que no podían permitirse comprar terrenos en la otra ladera de la montaña, donde estarían a salvo en caso de que el volcán erupcionase.

Mikonos, el laberinto más bello
Aunque es frecuentada por famosos como Johnny Depp, Lady Gaga y Armani, quien más expectación genera es Petros, la mascota de la isla, un pelícano que en los años 50 llegó a la isla tras verse obligado a cambiar su ruta a causa de una tormenta. Adoptada por un pescador, el ave marina se sintió tan a gusto que ya nunca quiso irse. Su fama y su confianza crecieron a la par, por lo que le gustaba aparecer en la playa o por la calle para ser admirado. Hoy, con el mismo talante exhibicionista de su predecesor, podemos ver a Petrus II.
A diferencia del resto de islas Cícladas, Mikonos es bastante llana, por lo que para protegerse de los asedios de piratas como Barbarroja, sus calles fueron diseñadas con una estructura similar a un laberinto, para que los lugareños pudieran esconderse fácilmente en caso de ataque.


“Mikonos es bastante llana, por lo que para protegerse de los asedios de piratas como Barbarroja, sus calles fueron diseñadas con una estructura similar a un laberinto”
Las características iglesias de cúpulas pintadas de añil (más de 400 en toda la isla), las callejuelas de casas encaladas con puertas y ventanas de colores vivos y las flores que decoran los balcones representan la estampa perfecta de las Cícladas. Si te desvías un poco de las arterias más concurridas te encontrarás paseando por calles prácticamente desiertas.


Información práctica
Vueling tiene vuelos directos a Atenas desde Barcelona, desde donde parten los cruceros de Variety Cruises.
Aegeanair.com vuela desde las principales ciudades españolas a Atenas sin escalas, de junio a noviembre.
Variety Cruises dispone de una amplia flota de embarcaciones, todas ellas de lujo y con una capacidad de pasajeros limitada. Para este 2022 la propuesta más parecida a la que hemos descrito es la “Grecia clásica”, con paradas en Kea, Delos, Mikonos, Santorini, Creta, Hydra (o Spetsos) y salida desde Atenas desde abril hasta octubre.