Tras el proceso de recolección de los materiales en sus paseos diarios, es en su taller situado en una nave rural a las afueras de Benicarló, que la artista ejecuta un proceso de transformación para la elaboración de cada una de las piezas: realizando conjuntos que combinan diferentes materiales orgánicos (rocas, ramas, tierras de diferentes estratos) o bien elaborando pigmentos naturales de la mezcla de polvo extraído de las piedras y acrílico, con los que ha continuado ejecutando su práctica vinculada al dibujo.

Tras cada uno de los conjuntos también encontramos la influencia de otras materias, como su interés por el trabajo con el cuerpo, que ejercita a través de la practica de la danza, y que aplica en el proceso creativo de sus dibujos; o bien de forma más oculta en una vinculación con el estudio de la numerología, presente en la elección de los elementos que constituyen cada una de sus propuestas.

El resultado muestra una serie de instalaciones site-specific, junto a dibujos y fotografías expuestas en cada una de las capillas y la nave central de la Iglesia de San Francesc. La artista quiere evocar las sensaciones, vivencias y pensamientos surgidos en contacto con el paisaje, la tierra, que nos llevan a reflexiones acerca de la esencia de la vida y los estados por los que pasa la existencia humana. El discurso narrativo desplegado en los distintos espacios está influenciado, así mismo, por la función tradicional narrativa de la iglesia en capítulos divididos en sus distintas capillas, espacios construidos con la misma piedra local con la que ha trabajado Nu. A través de ellos, nos invita a recorrer las diferentes etapas en el camino de estudio, observación, análisis, síntesis y transformación que ha llevado a cabo la artista en su proceso creativo.